La caramelera es un objeto de mi infancia. En estos recipientes de vidrio alineados se ofrecían caramelos y otros dulces en almacenes y panaderías. Conseguí una en un negocio de antigüedades en el Uruguay. Y fui llenando sus frascos con objetos relacionados con distintas memorias personales, dulces y amargos de un pasado presente.
Carbón, cenizas, cámaras fotográficas descompuestas, restos de la flor nacional, entradas a espectáculos y museos a los que asistí, pipas, caracoles marinos, monedas sobrantes de distintos países, documentos vencidos, viejas fotos de familia…
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