Después de ver las fotos de los archivos de la policía pasando de mano en mano quise fotografiar archivos reales yo mismo. Con la colaboración de los abogados de los abogados de los organismos de Derechos Humanos, que se han pasado años recorriéndolos en busca de pruebas, solicité y obtuve permiso de la Secretaría General de la Cámara Federal en lo Penal de la ciudad de Buenos Aires para fotografiar los archivos del juicio a las Juntas militares (1984).
La pequeña sala contiene, amontonados y con un orden que conocen unos pocos especialistas, todas las actuaciones judiciales realizadas en los Tribunales de la ciudad de Buenos Aires para efectuar reclamaciones por las violaciones a la libertad, a los derechos individuales y a la integridad física de miles de argentinos por el terrorismo de Estado.
Pilas de carpetas de hábeas corpus ordenados alfabéticamente, cada uno de ellos presentado con la esperanza de hallar con vida a un hijo, a un padre o a un hermano. Gestiones sin resultado, que terminaron sin respuesta en los juzgados y que se conservan ahora en las estanterías.
Cuerpos encimados. Libros secuestrados. Causas agrupadas por el nombre de un lugar siniestro: Banco, Olimpo, Vesubio, ESMA. Nombres conocidos por un aviso en el diario Página 12, por un listado, por un recordatorio o por un monumento, nombres de amigos, de hermanos, de hijos, convertidos en expedientes con número y registro, en causas judiciales que no terminaron como debían haber terminado: con los culpables en la cárcel.
La sencilla sobriedad del Archivo guarda sus secretos a develar. Sus anaqueles desangelados y sus biblioratos de oficina contemplan cómo su contenido va pasando poco a poco de las manos de los abogados a las de los historiadores.
LOS ARCHIVOS: INTELIGENCIA
Los archivos de inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires fueron cedidos en 2003 para la constitución de la Comisión Provincial por la Memoria. Desde ese momento, se inició una investigación académica de su contenido. Pude, eventualmente fotografiar los archivos originales. La palabra se dispersa y se reúne, se desmiembra y recompone, reconstruyendo la historia colectiva.
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