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El 18 de julio de 1994, un atentado explosivo destruyó el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) matando a ochenta y cuatro personas entre afiliados a la institución, empleados y transeúntes y dejando una profunda marca en la colectividad judía y en la sociedad argentina en su conjunto. Pese a las muchas manifestaciones de buena voluntad por parte de los sucesivos gobiernos y de la acción de la justicia, el hecho no ha sido aún esclarecido y sus responsables están libres.

La institución mutual judía se dedica a actividades de solidaridad social, difusión cultural y prestación de servicios a la colectividad. Su edificio contenía una biblioteca, archivos históricos de la presencia judía en el país, actas matrimoniales, certificados de defunción y otros registros y documentos de variado tipo propios de su acción comunitaria.

Tras el rescate de los despojos humanos que se hallaron, los restos del edificio destruido fueron cargados en trescientos camiones y arrojados como relleno en la ribera del río de la Plata, en una zona de expansión de la costanera de la ciudad de Buenos Aires hacia el norte, entre la Ciudad Universitaria de Núñez y el río.

Representantes de las instituciones comunitarias judías rebuscaron entre los escombros durante algunos meses y consiguieron rescatar unos pocos documentos de valor histórico. Tiempo después, los restos fueron olvidados.

William Tucker es un artista que viene a Buenos Aires para estudiar el emplazamiento de su escultura –Victoria– seleccionada para formar parte de un parque por la memoria de los desaparecidos, junto al Río de la Plata. Recorremos el terreno lentamente. Estudiamos cómo cae la luz y cómo sopla el viento sobre el pajonal y los escombros, buscando la mejor orientación para su obra. Una pieza de granito negro llama mi atención. Tiene grabadas en bajorrelieve ciertas inscripciones fragmentarias, algunas en forma de ángulo o de vértice de un triángulo…

Desde hacía meses, yo había estado fotografiando los escombros que había en ese terreno, donde habían sido arrojados los restos de la AMIA, porque sabía que esos restos desaparecerían con las obras del Parque de la Memoria y me interesaba preservarlos del olvido. Ya había encontrado trozos de película, pedazos de automóviles destruidos, restos de mampostería…

Pero lo que encontramos en ese momento con Tucker era diferente. Teníamos frente a nosotros los restos de la fachada de la AMIA.

>>> Ver Carta de William Tucker a Marcelo Brodsky

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